“Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi hijo amado; en ti tengo complacencia” Marcos 1:11
¡Jesús dio su vida por muchas personas! En realidad, la muerte de Jesús debe recordarnos el enorme valor que cada una de nuestras vidas tiene para Dios.
Y cada vez que nos sintamos tristes, derrotados y perplejos, hemos de recordar estas palabras consoladoras: “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia”.
Jesús encontró su fortaleza en la oración y la cercanía al Padre celestial, y tú, ¿dónde encuentras la fuente de tu consuelo y fortaleza? ¿Acaso te abandonas a la desesperanza y te condenas a la tristeza?
Pon tu vida hoy en las manos de Dios; pues él te ha dado una prenda de amor: su propia gloria que descansa sobre ti.
Tomado de: «Misionero Virtual»
29 de Octubre, 2021
