«El rey es amable con el siervo inteligente, pero se enoja con el que lo avergüenza». Proverbios 14:35
En 1485, Cristóbal Colón había enviudado y estaba a cargo de un hijo de corta edad; además, no tenía dinero y sí muchas deudas.
Con todo, tuvo la suficiente fuerza como para entusiasmar a mucha gente con el extraordinario proyecto de encontrar una nueva ruta hacia el oriente, en especial a la reina Isabel de Castilla y su esposo, Fernando de Aragón, quienes estuvieron dispuestos a apoyarlo, a pesar de las muchas dudas que despertaba tal idea.
El principal problema para apoyar a Colón no era el dinero. De hecho, los tres mil o cuatro mil ducados que necesitaba los pudo haber conseguido con algún magnate castellano, como los duques de Medina-Sidonia o de Medinaceli.
¿Entonces cuál era el mayor obstáculo? La ambición del almirante.
No solo pedía la financiación del viaje, sino que pretendía los mayores honores que nadie pudiera imaginar en ese momento:
Nada menos que los títulos de almirante del Mar Océano (lo que lo igualaba con la más elevada nobleza castellana) y virrey y gobernador de las tierras que se descubriesen.
Por si fuera poco, exigía una décima parte de las riquezas que se obtuvieran (oro, perlas preciosas y especias). Asimismo, Diego, su hijo, sería nombrado paje del príncipe don Juan (hijo de los Reyes Católicos).
El rey se disgustó mucho con tales pretensiones, pero gracias a la intervención de la reina, accedió a apoyar a Colón.
El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón descubrió un nuevo continente. En España fue recibido como un héroe.
Ahora era el momento de regresar y pasar de marinero a gobernante.
Pero Colón demostró una enorme incompetencia para gobernar a un pueblo y no saber resolver problemas de estado, provocando el caos en la pequeña colonia española del nuevo continente.
Las alarmantes noticias llegaron a España. Las burlas y las murmuraciones contra los reyes no paraban.
¿Por qué le habían dado tantas mercedes a este hombre? Las consecuencias habían sido funestas.
¿Qué estaban esperando para intervenir?
Entonces, los reyes enviaron a un juez pesquisidor, Francisco de Bobadilla, con plenos poderes incluso sobre el gobernador,
el cual dominó la situación.
Pero tuvo que apresar a Colón y a sus dos hermanos, Diego y Bartolomé.
Por si fuera poco, el gran descubridor de América fue enviado a España cargado con grilletes, como un vulgar criminal.
Nunca olvides honrar y dar las gracias a quien te brinda apoyo. Disfruta de tus triunfos. No seas ambicioso.
Cuanto mayores sean tus desatinos, mayor será el bochorno para quien un día creyó en ti, y tarde o temprano lo pagarás.
Tomado de: «¡Renuévate!» - Alejandro Villarreal - 6 de Noviembre -
