Otoniel - Palabras para vida eterna

DIOS NO SE OLVIDƓ DE TI

Otoniel

«El paĆ­s tuvo paz durante cuarenta aƱos, hasta que murió Otoniel hijo de Quenaz». Jueces 3:11

La presencia de un hombre de Dios puede cambiar las circunstancias de vida de un pueblo. La oración de un justo es suficiente para cambiar el rumbo de una historia.
Otoniel
No importa la situación, un hombre con Dios es mayoría; un hombre con Dios es un poder imposible de dominar para el enemigo.

El pueblo de Israel se desvió de los caminos del Señor, yendo detrÔs de dioses ajenos.

Ocho años el pueblo sufrió la opresión del rey de la Mesopotamia. Ocho años el pueblo de Dios fue humillado por un pueblo sin Dios.

¿CuĆ”nto tiempo debes sufrir en las manos de tus enemigos, para darte cuenta de que estĆ”s lejos de Dios?

La ilusión de poder y de placer puede durar un par de horas, de días, de años... ocho años; pero llega un momento en el que la esclavitud se siente... y duele.

MÔs allÔ de la discusión histórica y teológica que se establece por el origen de Otoniel, su relación con Caleb y los detalles de su biografía, lo cierto es que en la consagración de un hombre estuvo la solución.

Cuando el pueblo buscó a Dios, él hizo surgir al libertador, Otoniel.

El sistema siempre es el mismo. El hombre clama, Dios escucha, y responde dando lo que el ser humano -realmente- necesita.

Dios podrĆ­a haberlos liberado de la mano del esclavizador y haberlos dejado "libres”, para continuar caminando de la manera que creyeran mĆ”s adecuada.

Las probabilidades de volver a caer en los mismos errores, en los mismos pecados, serĆ­an enormes.

Dios nos ama tanto que nos regala, junto con la salvación, una opción de solución para nuestro problema.

Otoniel para el pueblo de Israel; Cristo, para tu vida.

Mientras Otoniel vivió, el pueblo estuvo en paz. Mientras Cristo domine tu vida, mientras él dirija tus pasos, estarÔs en paz.

En ambos casos, los libertadores primero juzgan, ordenan, arreglan la situación interna, para después salir a la batalla.

No puedo vencer al enemigo si primero no dejo que el gran Juez del universo realice su trabajo en mi vida.

Cuando el proceso termina, puedo quedar tranquilo, porque la paz serĆ” duradera.

Tomado de: «365 vidas»
Milton Bentancor - 8 de Marzo