Capítulo 3— Los ángeles en el cielo antes de la rebelión
Cristo, Dios y creador
Antes que los hombres o los ángeles fueran creados, “el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.
El mundo fue creado por él, “y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Juan 1:1-3.
Si Cristo hizo todas las cosas, existió antes de todas las cosas.
En relación con esto, las palabras habladas son tan definidas que nadie necesita estar en duda.
En relación con esto, las palabras habladas son tan definidas que nadie necesita estar en duda.
Cristo era Dios en esencia, y en el más alto sentido. Estaba con Dios desde la eternidad;
Dios sobre todo, bendito para siempre.
El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios, existió desde la eternidad como una persona separada, y sin embargo uno con el Padre.
El era la gloria más excelsa del cielo; el Comandante de las inteligencias celestiales. Con pleno derecho recibía la adoración y el homenaje de los ángeles.—The Review and Herald, 5 de abril de 1906.
Cristo declaró a través de Salomón: “Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra...
Cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo”. Proverbios 8:22-25; Proverbios 8:29-30.
Al hablar de su preexistencia, Cristo conduce nuestra mente al remoto pasado de una eternidad sin fechas. Nos asegura que nunca hubo un tiempo en el cual no haya estado en plena comunión con el Dios eterno... La suya, es una relación de seres que han estado juntos desde el principio. —The Signs of the Times, 29 de agosto de 1900.
¿Qué es la obra de los ángeles comparada con la humillación de Cristo? Su trono es desde la eternidad. El levantó cada arco y cada columna del gran templo de la naturaleza. —En Lugares Celestiales, 40.
Cristo el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno con el Padre eterno; uno en naturaleza, en carácter y en designios; era el único ser en todo el universo que podía entrar en todos los consejos y designios de Dios.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 547.
Dios ya tenía un plan antes que el pecado apareciese
Dios y Cristo sabían desde el principio en cuanto a la apostasía de Satanás y a la caída de Adán por el poder engañador del apóstata.
El propósito del plan de salvación era redimir a la raza caída, darle otra oportunidad.
Cristo fue designado como Mediador desde la creación de Dios, designado desde la eternidad para ser nuestro sustituto y garantía. —Mensajes Selectos 1:293.
Cristo fue designado como Mediador desde la creación de Dios, designado desde la eternidad para ser nuestro sustituto y garantía. —Mensajes Selectos 1:293.
Conocidas son ante Dios todas sus obras, y el pacto de la gracia existió en la mente de Dios desde las edades eternas.
Es llamado el pacto eterno, porque el plan de salvación no fue concebido después de la caída del hombre sino “que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe”. Romanos 16:25-26. —The Signs of the Times, 5 de diciembre de 1914.
Es llamado el pacto eterno, porque el plan de salvación no fue concebido después de la caída del hombre sino “que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe”. Romanos 16:25-26. —The Signs of the Times, 5 de diciembre de 1914.
El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, formulada después de la caída de Adán. Fue una revelación “del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio”. Romanos 16:25
Fue una manifestación de los principios que desde edades eternas habían sido el fundamento del trono de Dios.... Dios no ordenó que el pecado existiese, sino que previó su existencia, e hizo provisión para hacer frente a la terrible emergencia. —El Deseado de Todas las Gentes, 13-14.
Creación de los ángeles
El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. “Porque por él fueron creadas todas las cosas... sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”. Colosenses 1:16. —Historia de los Patriarcas y Profetas, 12.
Antes de la creación del hombre, había ya ángeles; pues cuando
los cimientos de la tierra fueron echados, a una “alababan todas las
estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios”. Job 38:7.
Después de la caída del hombre, fueron enviados ángeles para guardar
el árbol de la vida, y esto antes que ningún ser humano hubiese
fallecido.
Los ángeles son por naturaleza superiores al hombre, pues el salmista refiriéndose a éste dice: “Les has hecho poco menor que
los ángeles”. Salmos 8:5. —Seguridad y Paz en el Conflicto de los
Siglos, 565.
Desde las edades eternas, había sido el propósito de Dios que
todo ser creado, desde el resplandeciente y santo serafín hasta el
hombre, fuese un templo para que en él habitase el Creador. —El
Deseado de Todas las Gentes, 132.
Todos los seres creados viven por la voluntad y el poder de Dios.
Son receptores dependientes de la vida de Dios.
Desde el más sublime
serafín hasta el ser animado más humilde, todos son renovados
por la Fuente de la vida. —El Deseado de Todas las Gentes, 729.
Cuando Dios creó a estos seres [angélicos] para estar delante
del trono, eran hermosos y gloriosos. Su benevolencia y santidad
se comparaban con su exaltada posición.
Estaban investidos de la
sabiduría de Dios y equipados con la panoplia celestial. —The Signs
of the Times, 14 de abril de 1898.
Creación de Lucifer
Dios lo creó [a Lucifer] bueno y hermoso y, en todo lo posible, a su propia semejanza. —The Review and Herald, 24 de septiembre de 1901.
Dios lo creó [a Lucifer] noble, ricamente dotado. Lo colocó en una posición de elevada responsabilidad. No requirió de él algo que fuera irrazonable.
Debía administrar el cargo dado por Dios con mansedumbre y devoción, y promover la gloria a Dios, quien lo había coronado de gloria, belleza y encanto .—Sabbath-School Worker, 1 de marzo de 1893.
Debía administrar el cargo dado por Dios con mansedumbre y devoción, y promover la gloria a Dios, quien lo había coronado de gloria, belleza y encanto .—Sabbath-School Worker, 1 de marzo de 1893.
Aunque Dios había creado a Lucifer noble y hermoso, y le había dado un alto honor entre la hueste angélica, no lo había colocado fuera de la posibilidad del mal.
Estaba dentro de las posibilidades de Satanás* elegir hacer el mal y pervertir sus dones. —The Spirit of Prophecy 4:317.
Estaba dentro de las posibilidades de Satanás* elegir hacer el mal y pervertir sus dones. —The Spirit of Prophecy 4:317.
*En ocasiones, Elena de White usó la “prolepsis”, una figura literaria que permite hablar de asuntos futuros como si ya hubieran sucedido. En este caso, ella se refiere a Lucifer como “Satanás”, aun cuando la rebelión no había ocurrido.
La posición elevada de Lucifer
En el cielo, antes de su rebelión, Lucifer era un ángel honrado
y excelso, cuyo honor seguía al del amado Hijo de Dios.
Su semblante,
así como el de los demás ángeles, era apacible y denotaba
felicidad. Su frente alta y espaciosa indicaba su poderosa inteligencia.
Su forma era perfecta; su porte noble y majestuoso.
Una luz
especial resplandecía sobre su rostro y brillaba a su alrededor con
más fulgor y hermosura que en los demás ángeles.
Sin embargo,
Cristo, el amado Hijo de Dios, tenía la preeminencia sobre todas las
huestes angélicas. Era uno con el Padre antes que los ángeles fueran
creados. —La Historia de la Redención, 13.
Lucifer era el querubín cubridor, el más exaltado de los seres
celestiales creados.
Su posición era la más cercana al trono de Dios,
y estaba íntimamente ligado e identificado con la administración
del gobierno de Dios. Había sido ricamente dotado por Dios con
su propia gloria, majestad y poder. —The Signs of the Times, 28 de
abril de 1890.
El propio Señor dio a Satanás su gloria y sabiduría, y lo hizo
querubín cubridor, noble, bueno y extraordinariamente hermoso.—
The Signs of the Times, 18 de septiembre de 1893.
Excluyendo a Cristo, Satanás fue, en un tiempo, el más honrado de Dios y el más alto en poder y gloria entre todos los habitantes del cielo. —The Signs of the Times, 23 de julio de 1902.
Lucifer, el hijo del alba, que superaba en gloria a todos los ángeles que rodean el trono... estaba unido al Hijo de Dios por los vínculos más íntimos. —El Deseado de Todas las Gentes, 402.
Lucifer, “el hijo de la mañana”, era el principal de los querubines cubridores, santo e inmaculado.
Estaba en la presencia del gran
Creador, y los incesantes rayos de gloria que envolvían al Dios eterno, caían sobre él. —Historia de los Patriarcas y Profetas, 13.
[Lucifer] había sido el más alto de todos los seres creados y el primero en revelar los propósitos de Dios al universo.—El Deseado de Todas las Gentes, 706.
Antes que el mal se originara
Entre la hueste angélica existía paz y gozo, en perfecta sumisión a la voluntad del cielo. El amor a Dios era supremo y el amor entre uno y otro era imparcial.
Tal era la condición que existía por siglos antes de la entrada del pecado. —The Spirit of Prophecy 4:316-317.
[Lucifer] tenía conocimiento del inestimable valor de las riquezas eternas que el hombre no poseía. Había experimentado la paz, el puro contentamiento, la completa felicidad y los indecibles gozos de las
moradas celestes.
Había sentido, antes de su rebelión, la satisfacción de recibir la completa aprobación de Dios.
Había contemplado y apreciado plenamente la gloria que rodeaba al Padre, y sabía que no hay límite al poder divino. —The Signs of the Times, 4 de agosto de 1887.
Hubo un tiempo en el que... [Satanás] se gozaba en ejecutar los divinos mandatos. Su corazón estaba lleno de amor y gozo por servir a su Creador.—The Signs of the Times, 18 de septiembre de 1893.
Satanás era un ángel exaltado y hermoso, y hubiera permanecido así por siempre si no hubiese retirado su alianza con Dios. —The Signs of the Times, 21 de diciembre de 1891.